la vida enseña que vivir a veces tambien es morir.
nos muestra q nada es rigido ni eterno.
que en la parte mas alejada del árbol, es donde está la fruta mas dulce.
y que hasta allí se llega mas fácil volando.
para luego dejarce caer contra el suelo, sentir los huesos golpear y quebrace
mientras el jugo azucarado y suave de la fruta chorrea entre nuestras manos.
al rato nos crecen alas y volamos nuevamente.
Somos los niños de la montaña rusa q se aferran con fuerza al caer
pero sueltan sus manos en la parte mas alta del carril, para sentir el viento, para estar listos para volver a bajar.
La vida, esa hermosa ciclotimicidad que nos hace soñar con lo que vendrá y nos da aliento para volver a subir...