Hoy no hay poesia, hoy no hay rima que embellezca mi sentir. Hoy quiero escribirte como antes, cuando eras un pequeño cuaderno verde con un dálmata en su tapa y contarte querido y viejo amigo que la vida me arrazó; me paré frente a ese mar sin cuidarme de sus olas una y otra vez y en cada oprtunidad me revolcó a su orilla dejandome llena de arena, con raspones, heridas y medio ahogada, pero como cuando tenia ocho años, como cuando te recibí de regalo y ya ni me acuerdo quien te acercó a mi vida, como esa niña pequeña despues de cada derrota me levanté y me volví a meter en las aguas de la vida corriendo con fuerza dispuesta a dar un salto si era necesario, ya sea por valentía o terquedad, arremetí contra esa fuerza natural e implacable triunfando mas de una vez, cayendo mil más.
Hoy te quiero contar, que aun que los años me lo hacen mas dificil, me estoy tratando de levantar, en esta costa turbulenta, en éste impetuoso mar, que se ah puesto bravo, pero aun así apoyo mis manos en el suelo y con la ayuda de varios brazos amigos, me intento poner de pié. Ya no soy tan valiente pero si mas terca, y planeo correr otra vez hacia el oceano, solo que esta vez tengo miedo, y la adultéz me susurra que fracasaré y el corazón me inpulsa. Ése es un mazoquista y morbozo ya que sabe que sufrirá pero aún así me dice, andá; aveces quisiera que no sanara, así no olvidaría lo que sintió y ya no se atrevería a llevar todo mi ser a ese margen del mundo y arrojarme entera a esa lucha no saber que sentir; si fuera de piedra podrá seguir adelante sólo por y para mi, quisiera que solamente mi corazón se enamore nada más que de mí.